Un rey de un lejano país, recibió de un poderoso mago, 32 botellas llenas de un mágico líquido capaz de curar cualquier enfermedad.
El rey, para cuidar sus mágicas botellas, las colocó en su bodega, como lo muestra la ilustración, así podía ver que había nueve en cada lado.
Uno de los hijos del rey, que era un hábil matemático, decidió jugarle una travesura a su padre. Entró a la bodega, sacó cuatro botellas y sin embargo logró colocarlas de manera que sumaran nueve en cada lado, para que el rey no sospechase nada, pasaron los días, de nuevo entró a la bodega, sacó otras cuatro botellas y las restantes las colocó de manera que sumaran nueve en cada lado para que el rey no notara nada.
Siguió calculando y encontró que era posible volver a la bodega, sacar cuatro botellas más y dejar nueve en cada lado, y así fue, llegó a la bodega, sacó cuatro botellas y dejó las demás ordenadas, nueve en cada lado.
Siguió calculando y encontró que era posible volver a la bodega, sacar cuatro botellas más y dejar nueve en cada lado, y así fue, llegó a la bodega, sacó cuatro botellas y dejó las demás ordenadas, nueve en cada lado.
Muy contento con haber logrado su travesura, llamó a su padre, el rey y le contó lo que había hecho. El rey que entraba a la bodega todos los días, no le creyó; entonces el hijo mostrándole las doce botellas que había sacado, se las devolvió y le mostró cómo lo había logrado.
Después de esta historia, el juego consiste en explicar cómo hizo el travieso muchacho en cada una de sus tres visitas a la bodega para sacar las botellas y ordenarlas, de a nueve en cada lado, para que el rey no lo notara.
Después de esta historia, el juego consiste en explicar cómo hizo el travieso muchacho en cada una de sus tres visitas a la bodega para sacar las botellas y ordenarlas, de a nueve en cada lado, para que el rey no lo notara.
Toma papel y lápiz y a calcular. También puedes buscar la solución colocando granos de maíz o fríjoles.
Dibuja cada solución con la nueva ubicación de las botellas.
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